Su director Santiago Maza sostiene que cada pueblo construye su propia religiosidad.
Redacción AN / HG/julio 5, 2019 8:57 am|Por Héctor González. San Juanito es el patrono de San Juan de la Vega, un pequeño pueblo del bajío mexicano. A pesar de no ser reconocido por la Iglesia católica el santo es objeto de una festividad y un carnaval. Rasgo peculiar de la celebración es el uso de pirotecnia para lo que los pobladores llaman el “baile de los truenos”. Movido por la curiosidad de un evento que exhibe la contradicción entre una tradición que proviene desde la época colonial y el respeto a la ley, el realizador Santiago Maza filmó el documental Los truenos de San Juan.
¿Qué te lleva a hacer un documental sobre el carnaval de San Juan?
Al principio llegamos por la parte visual de los truenos, luego nos cautivó el romanticismo de la tradición.
Esta tradición contrasta con la actualidad si pensamos que la pirotecnia es cuestionada.
Hay una tensión natural por la parte del peligro y los explosivos. Al final es una decisión personal y la película muestra que la espiritualidad se puede llevar de mil maneras. La relación de mucha gente con San Juanito se manifiesta a través de los truenos y justo ese desafío al peligro es lo que los hace sentirse respaldados por su santo.
La película muestra la naturalidad con que lo viven. No parecen tener conciencia del peligro al que se exponen.
La tradición tiene cuatrocientos años y aunque en los últimos veinte se desató el control de los truenos, siguen conviviendo con la fiesta y sus representaciones, por eso lo tienen tan normalizado.
Hay también un cuestionamiento a la religiosidad en tanto que San Juanito no es reconocido por la Iglesia.
La gente se apropia de las figuras católicas y les da su propio sentido. San Juanito no es reconocido por la Iglesia, pero va a un lado de San Juan Bautista. Finalmente, la población del pueblo tiene una perspectiva única y toma lo que les conviene de cada lado para construir su propia religiosidad.
¿Cómo vive la gente que San Juanito no sea reconocido por la Iglesia?
No representa gran diferencia. Conviven como si fuera reconocido. Es un pueblo muy pequeño y una de sus dos iglesias grandes está marcada por las detonaciones así que hay una convivencia hasta física entre la fe y el carnaval. Algunos tienen una perspectiva histórica a la celebración y la ven desde la posición revolucionaria. Otros tienen una visión más católica. Los más chavos la relacionan al desenfrene sin perder el respeto a lo que hacían sus antepasados. Todos coinciden en el sentido de apropiación y orgullo.
La película se sostiene en tres personajes. José, Saúl y Beto, cada uno representa una posición particular y diferentes.
José representa a la juventud que desafía el orden establecido y echa truenos a pesar de la oposición de los mayores. Beto está atrapado porque cree en San Juanito, pero a la vez representa a la ley y por tanto es responsable directo de lo que suceda. Si hubiera una muerte a él le correspondería explicarle al municipio. Saúl es un general, rol que entregan los capitales de cada barrio, y se convierte en vocero de la tradición en un sentido más puro. Al mezclar las tres aristas retratamos las fuerzas que tensan los días previos al carnaval.
Este conflicto entre legalidad y tradición está presente en todo el país, ¿no?
Sin duda. Hay usos y costumbres previos a la fundación de México y no es fácil su convivencia con los códigos y las leyes actuales. Nada lo demuestra mejor que un carnaval. La celebración frena las leyes aunque sea por unos días, por eso la gente lo ve con esa autoridad.
Después de tu investigación y de la película, ¿cuál es tu posición?
Cuando ves lo peligroso del trueno es muy fácil satanizarlo. Mi postura no obstante, es que necesitamos adentrarnos en las tradiciones para entender sus razones. Si lo hacemos con seriedad incluso podemos llegar a admirar la seriedad con que se cuentan su propia historia. En las ciudades puede ser diferente, pero en los pueblos es la propia gente quien se ocupa de preservar su tradición.